La verdad es que no tenía ni idea del éxito masivo que el dúo del que hablaré hoy, Hall & Oates, tuvo en la década de los ochenta, principalmente en Estados Unidos, donde alcanzaron el número uno con un buen puñado de singles. Daryl Hall y John Oates formaron tándem en Filadelfia tras conocerse en un ascensor mientras que huían de un altercado entre dos grupos rivales de fans de cada una de las bandas de las que ellos formaban parte y que competían en un concurso de rock. Publicaron varios álbumes en los 70, pero no es realmente hasta la década siguiente cuando empiezan a vender discos como churros, llegando a convertirse en el segundo dúo de la historia del rock que más han vendido, tras The Carpenters. Nunca he sido seguidor de su música, mezcla de rock & roll, rhythm & blues y soul, pero el disco "H2O" (1982) estaba en mi casa e incluía este tema, un clásico que todavía disfruto y cuyo saxofón evidentemente influiría en otras muchas bandas de la época.
El vídeo es bastante tronchante por los efectos especiales naif que contiene, los peinados ochenteros de los artistas y los trajes con hombreras. Un documento más de una época en que lo musical es imprescindible pero lo estético, sin embargo, es casi olvidable. En cualquier caso, un documento histórico de usos, costumbres y modas. ¡Cuidadito con las devoradoras de hombres!
- HALL & OATES: "MANEATER" DIR: MICK HAGGERTY Y C.D. TAYLOR
3 comentarios:
La canción es super conocida, aunque en España casi nadie sabría decir de qué grupo es, como mucho algún locutor de Cadena 100. Increíble descubrir que Hall & Oates fueron tan vendedores. El vídeo es muy ochentero, pura caspa, hombreras y cardados, y efectos muy ingenuos pero que en aquella época seguro que eran el último grito.
Tuvo mucho éxito ese tema. Sí, fueron una fábrica de hits.
Yo flipé un poco Farrow porque no conocía mucho más que esa canción y ese disco, que me encantan por cierto. Me estás llamando locutorcillo?? Jajaja.
En serio Demiurgo?? Yo es que solo conocía este hit, cosa que lo único que hace es constatar mi ignorancia, nada más.
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